sábado, 16 de octubre de 2010

23 de agosto. (Parte II).

  En la mañana, luego de asearme y lavar los corotos sucios, limpiar y ordenar un poco la cascarita, me puse a charlar un largo rato con Sonia. Me contó de su vida y amores con Fernando, a quien conoció en el liceo cuando apenas tenía catorce años. En ese entonces eran amigos y confidentes nada más. Aunque a Fernando ella le gustaba mucho, no se atrevió a confesárselo sino siete años después.
  Pasó el tiempo. El vivía en un pueblo situado en el centro del país y ella en otro, hacia al este. Un buen día éste la llamó y se encontraron en el pueblo de ella. Cuando se volvieron a ver, relató Sonia, Fernando la abrazó con el mismo cariño de siempre, pero nada más. Confundida, ella tomó la iniciativa y lo besó apasionadamente. Al separar sus labios le expresó: ¡Hasta cuándo esa timidez, no sabes qué te amo!
  En esa época Fernando vivía, sin estar casado, con una árabe mucho mayor que él, ex esposa de un famoso preparador de caballos de carrera. La relación, aunque sólida, tenía sus contraltos porque la mujer era muy soberbia y dominante. Contó que esa relación, aunque pasada y superada, seguía haciendo mella en sus recuerdos y torturándolos a los dos. Que el domingo pasado discutieron por esa causa. Sonia es muy tierna y amorosa, todo lo contrario de Fernando, quien es basto y ordinario.
  Mientras Sonia contaba su historia, dentro de mi pensaba: “Eso es amor, el verdadero amor sin límites ni fronteras. La entrega total, desprendida de prejuicios y vulgares intereses”.
  No pude resistirme. Me conmovieron tanto sus palabras, que le expresé lo que sentía de viva voz.

PAUSA: Y tú, mi amor, me elevas del suelo… Sólo te pido quererme. Eres mi adoración… ¡Quiéreme!... ¡Quiéreme!... Sólo te pido que me quieras… No te pido una fortuna… Quiero perderme en el abismo de tú piel, suena en estos instantes por la radio. Agarro mi tacita, la lleno hasta el tope de ginebra y la empino de un solo trago hasta el final. No puedo resistir más este gran dolor. Siento que me desgarra por dentro.

  Sonia me relató los sacrificios y las montañas de problemas y vicisitudes que tuvieron que remontar para, al fin, cristalizar su amor y alcanzar la felicidad. Contó tantas cosas hermosas y dulces que por momentos enternecieron mi alma y conmovieron mi espíritu atormentado.
  Dijo que en muchas oportunidades, soportando frío y maltratos de conocidos y extraños, tuvieron que dormir dentro del auto con su bebé (Dánger, que en aquel entonces era aún un cachorro). Palabras, amor, sufrimiento y más palabras. Estuvimos hablando más de una hora sentados en la parte de atrás de su cascarita. Yo, en mi silencio y amor, y con un nudo en la garganta, la escuché embelesado.

PAUSA DE LÁGRIMAS: Gloria Estefan canta Sé que todo terminó. No sé que sucedió… Puedo fingir cuando te veo… Por eso no te olvidaré a pesar de que sufrí… El amor hay que salvarlo pueda… No te olvidaré… Si a mi quieres volver te haré feliz… Si no hay otra solución es mejor decir adiós. Copio la letra con rapidez, aunque me golpea. Esta radio me va a matar de pena. Pareciera que el universo entero conspira contra mí.

  En la tarde, mientras hablaba con Sonia, por los lados del barranco por donde caí, los guariqueños, que se multiplican por diez, construyen otras ocho cascaritas a un paso endiabladamente asombroso.
  Con ellos estaba Robert, quien recién había llegado y le estaba dando algunas instrucciones. Por cierto Nelson, uno de los asistentes de Robert, temprano había dicho que su jefe estaba de cumpleaños. Desde arriba Sonia y yo le gritamos a toda voz su feliz cumpleaños. Después de terminar con los trabajadores, Robert subió a saludarnos. En ese momento pudimos felicitarlo formalmente y, en mi caso, acompañarlo con un abrazo.

PAUSA EXISTENCIAL: Francisco Céspedes en su canción me preguntó: ¿Dónde está la vida?... Luego siguió Armando Manzanero con No se tú… ¿Cómo que en verdad me quieren matar?… ¿Se habrá metido Dios a musicalizar todas las emisoras que sintonizo?... ¡Esto es un atentado a la cordura y al sufrimiento!

PAUSA VITAL: Me quedan apenas menos de cuatro mil bolívares. No importa. Alcanza para otra botella de gin. Voy a comprarla. Tengo la necesidad de noquearme. Son las 3:45 de la tarde. Eso es lo que indica mi reloj, que nunca falla… Pero…, me siento perdido. No sé, en realidad, si hoy es hoy… O si estoy contando y escribiendo lo de ayer hoy o lo estoy haciendo simultáneamente hoy, en este instante, con los eventos ¡en vivo!, como dicen en la TV. Pero así no puede ser porque normalmente escribo en las noches lo que me sucedió en el día. No entiendo… La verdad es que estoy abandonado hasta por tiempo. Al parecer siquiera el me quiere. Bueno, me da igual, ya que para mí ya no existe el tiempo, como tampoco las horas ni los días. Ellas son absurdas y si no fuese por mi móvil no sabría en qué día estoy viviendo. Es la única referencia que tengo para mis anotaciones en el Diario… Seguramente debo estar escribiendo lo de hoy pero haciendo gala del recuerdo… Bueno, mejor es dejarlo de ese tamaño. Además, ¿a quién carajo le importa?… La vita é come la scala di un pollaio: corta e piena di merda (La vida es como la escalera de un gallinero: corta y llena de mierda), como dicen los napolitanos, pero la mía parece ser aún más corta y más sucia.

OTRA PAUSA. LA DEL NOCAUT: Mientras me ponía la chaqueta (¿cuál?) comenzó a sonar Perdóname si te estoy llamando en este momento, pero quería sentir tu respiración… Cariño mío sin ti me siento vacío… Las noches me saben a puro dolor… Me estoy muriendo por verte… Estoy agonizando… Devuélveme la vida… Devuélveme mi fantasía, mis ganas de vivir la vida… Devuélveme el aire… ¡Es como para noquearse, no!

  Empaqué la basura para botarla cuando pase junto al depósito de recolección que está a unos seiscientos metros de mi cascarita, hacia la carretera de asfalto y única salida, en auto, rústico o a pie, de la montaña.
  Al regresar -el viaje es corto- me crucé con un hombre de barba larga y cana peinada al estilo hindú que siempre anda caminando cerro abajo por la vía terrosa. Lo he visto en varias ocasiones y me llama mucho la atención. Su apariencia me infunde un respeto interior que no sé cómo describirlo. Es flaco y desgarbado. A primera vista parece un vagabundo, pero a medida que lo veo más de cerca, su rostro y porte semejan a uno de esos profetas que he visto en las películas bíblicas, tanto en televisión como en el cine. Para mí ese es el único patrón físico que tengo de los profetas, ya que, al parecer, es la mejor, o la única, descripción “viva” de ellos.
  Siempre que lo veo, al superarlo con el auto, me hago la señal de la cruz al tiempo que elevo una oración al cielo para que Dios lo proteja. Por estos parajes he visto muchos hombres con aspecto parecido, tanto en su delgadez, barba y semblante profético, aunque ninguno como la de éste, en especial, ya que por su lento caminar parece estar suspendido en el aire, a muy corta distancia del suelo.

PAUSA LOCA: Django me acaba de dar en la madre con A esa loca que yo amaba (¡y amo!)… La quisiera olvidar o que volviera esa loca que no olvido… Yo quisiera olvidarla o que volviera o que en el mundo existiera otra igual o parecida a esa loca que yo amaba.

  Definitivamente voy a apagar la radio y poner el CD de Soledad Bravo titulado Canciones de la Nueva Trova cubana. (Otro trago largo…, como un suspiro).

SIGUEN LAS PAUSAS: Aunque mi intención no era hacerles daño, tomé el Raid (mata zancudos, cucarachas, moscas y demás. Estas últimas son las que más me joden) y rocié un poco sobre ellas, pero siguen como si nada, como si les hubiese echado Chanel.

  Francisco, el joven el carpintero-administrador, o viceversa, ya que dijo que se había titulado de Administrador en España, está barnizando el closet y los mesones de madera de la cocina de Sonia, los cuales estaban como casi todos los de las cascaritas, repletas de diminutos hongos. Por estos lados hay mucha humedad. ¡Es el paraíso de la humedad!

  Sonia no se aparta de su lado, exigiendo cada detalle. Por eso es que hoy se quedó sola en la montaña.

MAÑANA:                                                                                                             
¡Qué mierda es la soledad!... ¡Hasta del color de los mosquitos y alimañas te das cuenta!...


Diego Fortunato






SOFIA LOREN "Tu vuò fa l'americano" y "Karina" Show musical.

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